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Siempre me ha fascinado Toulouse-Lautrec y su obsesión por reflejar en sus pinturas el París más sórdido y decadente. Cliente habitual de prostíbulos y locales nocturnos como el Folies Bergère, el mundo de la prostitución constituiría uno de sus temas más recurrentes.
Susanne Veladon, modelo y protagonista del cuadro La bebedora, se acoda sola y triste en una mesa con el vaso medio vacío sumida en sus pensamientos, pero eso sí, gracias a la imaginación y al buen hacer de Cristina Cortés (Barcelona, 1972), vestida con unos extravagantes zapatos de McQueen, unas medias de plumeti de Gerbe y un maravilloso bolso de satén bordado con piedras semipreciosas de Bvlgari.