Dadá es la Gioconda ridiculizada con un bigote; Dadá es un urinario en un museo; Dadá es un maniquí colgado de un techo; Dadá es el arte como revolución; Dadá es un eslógan provocador en el que el arte, la burguesía o la política son sus dianas; Dadá es Nueva York primero y París después; Dadá es Duchamp, Man Ray, Otto Dix y Tristán Tzara; Dadá es montaje, construcción, collage, tipografía y composición; Dadá es Retrato de un imbécil un espejo dentro de un marco; Dadá es revolución y Dadá es la antesala de la sociedad de hoy en día.
Arte, política, sociedad o economía están bajo el influjo del dadaísmo, nada tiene (aparentemente) sentido casi cien años después del manifiesto dadaísta de Tristán Tzara.
Dadaísmo en estado puro pasado por el filtro de la tecnología.
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